Mi compañera de cuarto me domina en el dormitorio

Después de un riguroso entrenamiento en el gimnasio, me vi sola con mi compañero de cuarto colombiano, su cuerpo reluciente con sudor.Sus ojos, oscuros y pícaros, sostenían una promesa de placer.Me provocaba, alardeando de su impresionante dotación, una vista que siempre me dejaba débil arrodillada.Sus labios, carnosos e invitadores, me llamaban hacia él en un baile de seducción.La vista de su gordo cuerpo castaño, su gran culo, y esos adorables pies de jovencito eran demasiado para resistirse.Sucumbí a sus encantos, permitiéndole tomar el control.Sus manos hábiles exploraron cada centímetro de mi cuerpo, sus labios dejando senderos tentadores de humedad en mi piel.La sensación de sus embestidas a pelo enviaba olas de éxtasis corriéndose a través de mí, sus caderas moviéndose en un ritmo que coincidía con la cogida de mi corazón.La vistade su gran verga hundiéndome era una visión de pura gracia, un testamento a la pasión cruda y sin filtros que solo existe entre dos hombres en la intimidad de un dormitorio.